Hablar de mi es hablar de vos, porque vos y yo somos algo muy parecido, con la misma respiración, el mismo cansancio, las mismas ganas de vivir, de ser felices, de encontrar un oasis bañado de verde y de ternura en medio del desierto que a veces nos acecha.
Es hablar de una larga serpentina de miel enroscándose en tus amores. Es hablar de una queja que se quedó en el silencio. Y de un silencio que te arrancó una queja, una queja sutil y pequeñita que apenas arañó el aire y se deshizo.
Porque vos y yo nos parecemos mucho. Lloramos fuerte por lo que nos importa apenas un poco, mostramos al mundo la cara de dolor cuando el dolor no es tan enorme ni tan profundo... Al verdadero llanto y al verdadero dolor... lo escondemos con pudor, con rescato... y quizás hasta con un poco de avaricia, con un poco de temor de que lo vean, lo toquen, se metan en él, se apoderen de el.
No hay comentarios:
Publicar un comentario