viernes, 28 de agosto de 2020

 Hoy despido a un compañero de militancia. 

La muerte siempre anda cerca de nosotros, al igual que la tristeza. Y cuando se juntan pueden generar daños irreparables. No es por justificarme, pero todos tenemos una vida difícil, y nos esmeramos para aliviarla, compartiendo lo que nos pasa con gente, o estudiando por que queremos cambiar el mundo. Compañero, yo no se si la vida me dio la posibilidad de conocerte lo suficiente; estoy mas que segura que no, por que mas de una vez juzgue tu carácter, sin saber que luchabas por dentro. Pero en el fondo de mi corazón, en el territorio, y en las convicciones pensábamos y sentíamos igual. Hoy todo duele, duele tu juventud, duele tus ideales, duele la culpa de no haber podido ayudar, duele el individualismo, duele la vida. Es muy difícil cuando sabes que se le arrebato al mundo a un pibe, que quería salvar a otros pibes de que no les pase lo que a el. Que convertía sus propios fantasmas  en motor de lucha, para salir a militar. Por que nosotros, no eramos amigos, eramos compañeros que es mas importante, por eso duele tanto. 

Hasta la victoria siempre Camarada. 

Ahora sos motor, ya no sos dolor. 

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